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EL ÓPTICO-OPTOMETRISTA
EN EL CONTROL DE LA DIABETES
REGRESO AL FUTURO
La Conferencia Internacional de Alma-Ata, celebrada en 1978 marcó
un divorcio con la idea convencional que hasta entonces existía me-
diante la cual la atención de la salud se equiparaba con la función de la
medicina. En Alma-Ata se determinó que la salud era mucho más que
la medicina: la educación, la nutrición, el acceso al agua potable, los
estilos de vida saludables o las políticas sociales equitativas. Esta forma
Juan Carlos de entender la salud fue una revolución que pretendía llevar a la prác-
Martínez Moral tica la defi nición de la OMS, para la cual la salud no es sólo la ausencia
Presidente del CGCOO
de enfermedad, sino “el completo bienestar físico, mental y social”. La
salud, así entendida, requería de la colaboración de muchos profesio-
nales, tanto médicos como no médicos y además que está intervención
se produjera preferentemente en el nivel de atención primaria con el
fi n de mejorar la efi ciencia del sistema.
Han pasado ya casi cuarenta años desde Alma-Ata y seguimos reivindi-
cando la aplicación de principios que en su momento nos motivaron para
trabajar por un mundo mejor y más justo. Uno de ellos, es la defensa del
óptico-optometrista como profesional sanitario en atención primaria y
fundamentalmente en establecimientos sanitarios de óptica. Nuestro
país cuenta con más de 16.800 ópticos-optometristas colegiados que
ejercen su actividad profesional en más de 9.000 establecimientos sani-
tarios de óptica y en instituciones sanitarias públicas y privadas.
Por su perfi l profesional y por su amplia cobertura, el óptico-optome-
trista tiene una gran importancia en atención primaria, sobre todo en
la epidemiología de la salud visual y, en concreto, en el control de la
diabetes. La integración o la colaboración de los ópticos-optometristas
en el Sistema Nacional de Salud, mejoraría la calidad de vida de los pa-
cientes diabéticos, ayudaría de detectar pacientes no diagnosticados y
reduciría los costes sociales y económicos de la enfermedad.
Rememorando Alma-Ata, varias sociedades científi cas e instituciones
profesionales hemos decidido aunar nuestros esfuerzos para intentar re-
ducir el impacto de la diabetes sobre nuestra sociedad. Ahora solo queda
que los responsables políticos estén a la altura de las circunstancias.