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Los tic oculares, o como los llaman los especialistas, blefaroespasmos, son movimientos involuntarios y espontáneos de los músculos del párpado que se asocian con un mal funcionamiento del ganglio basal, parte del cerebro responsable del control muscular.
La forma más común de blefaroespasmo normalmente afecta solo al párpado inferior y tiene un carácter pasajero, aunque puede resultar bastante molesto cuando se prolonga en el tiempo. Aunque en la mayoría de los casos los tics oculares no son un motivo de preocupación, ciertas patologías llevan aparejados problemas de parpadeo que requieren de evaluación y tratamiento por parte de un profesional.
¿Cómo son?Los tics oculares se manifestan como un parpadeo o guiño incontrolado e intermitente, cuya frecuencia e intensidad también experimenta variaciones. Algunas personas notan que sus síntomas remiten durante el sueño o se reducen al concentrarse en tareas específicas. En los casos más extremos, los tics, que pueden causar fotosensibilidad o visión borrosa, hacen que los párpados permanezcan cerrados.
¿Por qué se producen?La mayoría de las veces no resulta fácil identificar la causa de los blefaroespasmos, aunque suelen influir los siguientes factores:
¿Se pueden evitar?Seguir una serie de sencillas recomendaciones contribuye a la prevención de los tics oculares:
¿Tienen tratamiento?Los blefaroespasmos leves generalmente desaparecen sin necesidad de tratamiento. Cuando el tic ocular persiste ocasionando molestias, resulta buena idea acudir al óptico-optometrista para descartar la existencia de algún defecto refractivo o la necesidad de actualizar la graduación de las gafas o lentes de contacto. Además, si pasas mucho tiempo frente a la pantalla del ordenador, puedes considerar la posibilidad de adaptarte unas gafas específicas para el trabajo en visión intermedia. En aquellos casos en que los tics oculares no remiten, es imprescindible acudir al especialista para diagnosticar la condición subyacente y aplicar el tratamiento adecuado.
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