La miopía está relacionada sobre todo con factores genéticos y en la actualidad no existe ninguna fórmula, ni optométrica, ni farmacológica, ni quirúrgica para lograr influir en su desarrollo.
Es importante destacar que a partir de los 21 años, aproximadamente, la miopía ya no se desarrolla tan rápido y normalmente tiende a estabilizarse.
Lo que sí se puede conseguir a cualquier edad, con el control y seguimiento adecuado por parte de un profesional, es una óptima agudeza visual para la práctica de cualquier actividad, bien con la utilización de gafas o de lentes de contacto.
Por ello, se aconseja controlar desde muy pronto la vista de los niños con antecedentes de miopía, aunque es muy raro que la miopía se desencadene antes de los 7 u 8 años de vida. Además de la herencia, también hay otros factores que favorecen la aparición de este trastorno, pero son circunstancias que se deben estudiar en cada caso.