Adrián Pérez Baladrón

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El óptico-optometrista vigués Adrián Pérez Baladrón, ponente en el Congreso Latinoamericano de Baja Visión

El universo de la salud visual encierra uno de los problemas de visión más importantes de la actualidad y, a al vez, menos conocidos, la baja visión. El óptico-optometrista Adrián Pérez Baladrón (Vigo, 1989), especialista en baja visión y profesor asociado de la Universidade de Santiago de Compostela (USC), participó el pasado año en un gran evento relacionado con la baja visión, el Congreso Latinoamericano de Baja Visión que tuvo lugar entre el 7 y el 10 de diciembre en Buenos Aires (Argentina).

Adrián Pérez Baladrón

“Aunque los avances médicos están siendo notorios a lo largo de los últimos años, todavía existen numerosas patologías que causan baja visión que no tienen una cura definitiva, como puede ser la degeneración macular asociada a la edad, el glaucoma o la retinosis pigmentaria. También sabemos que la mayoría de estas enfermedades tienen lugar en personas mayores y, como la esperanza de vida va en aumento, se prevé que haya cada vez más casos” —explica Pérez Baladrón.

En su participación como ponente en el congreso, Adrián Pérez ofreció un curso de formación para profesionales que se están iniciando en la atención de este tipo de pacientes; impartió una conferencia en la que habló de la rehabilitación en pacientes que tienen un defecto de campo periférico, es decir, que sufren glaucoma, retinosis pigmentaria o hemianopsias; y dio una ponencia sobre las aplicaciones móviles y los últimos dispositivos tecnológicos que existen en la actualidad para pacientes con discapacidad visual.
Diferencias entre países, tanto en patologías más prevalentes, como del material disponible y las propias competencias del optometrista
“La experiencia fue muy enriquecedora. Ha sido una gran oportunidad para aprender de grandes profesionales y compañeros de diversos países, con formas diferentes de trabajar en baja visión. Cada país presenta grandes diferencias, tanto en patologías más prevalentes, como del material disponible, o incluso las propias competencias del optometrista son diferentes. Además, en este congreso no solo participaron optometristas, sino también educadores escolares, rehabilitadores, oftalmólogos e incluso pacientes, lo que hizo todavía más enriquecedor el aprendizaje, mostrando diferentes puntos de vista y de abordaje del paciente” —señala Baladrón—. Hablando de las diferencias entre países, el especialista explica que, en Argentina, el optometrista todavía no tiende dentro de sus competencias el poder graduar, mientras que el optometrista colombiano puede utilizar ciclopléjicos para dilatar la pupila o tratamientos de segmento anterior. “Creo que en España vamos por el buen camino y, con el trabajo y la profesionalidad de todos, la profesión seguirá creciendo y mejorando. La ventaja que observo frente a Latinoamérica es que aquí las novedades llegan antes y tenemos mayor accesibilidad a ellas. Al otro lado del charco es muy costoso, tanto en la posibilidad de conseguir ciertas ayudas visuales como en su precio” —aseguró—. Como conclusión de su paso por el simposio, Adrián Pérez destaca que todos los asistentes tenían en mente que lo más importante debe ser siempre el paciente, desde un punto de vista preventivo, hasta el mejor acompañamiento durante la evolución de la patología. “El objetivo debe ser siempre intentar reducir el número de pacientes con casos de ceguera evitable, prevenir para controlar ciertos factores de riesgo que pueden potenciar la aparición de patologías sin cura definitiva, y dar el mejor servicio a quien padece una de estas patologías para mejorar su calidad de vida y también la de quienes los rodean”
—expuso.

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