No tendrás prácticamente ningún problema de adaptación si utilizas unas gafas y tienes una graduación baja, tanto si es de miopía como de hipermetropía, con una buena visión binocular (utilización conjunta y coordinada de ambos ojos a la vez).
En poco tiempo te acostumbrarás a llevarlas puestas y desde ese momento será un producto indispensable en la realización de tus labores cotidianas. Ahora bien, si tienes una alta graduación (muchas dioptrías), puede que necesites un determinado periodo de adaptación, aprendiendo de nuevo a coordinar perfectamente el movimiento de la mano y el de la cabeza con el de los ojos, y readaptando paulatinamente las percepciones del cerebro a la nueva realidad que las lentes graduadas nos brindan, ya que todo se verá de distinta manera a lo que estabas habituado antes de ponerte las gafas. El cerebro, poco a poco, comenzará a asumir las nuevas percepciones como las auténticas, te sentirás cada vez más cómodo con las nuevas gafas, las comenzarás a echar de menos cuando las necesites y entonces el periodo de adaptación habrá concluido. Este proceso, por lo general, no suele durar más allá de las dos o tres semanas.
En cualquier caso, si pasado ese tiempo continuases con problemas de índole visual o astenópicos (mareos, vértigos…) quizás tus lentes necesiten un pequeño reajuste para conseguir poco a poco que su uso te sea tan cómodo como eficaz.