Las lentes progresivas son la mejor solución para la presbicia o “vista cansada”.
Los progresivos permiten al usuario ver bien a cualquier distancia, tanto de cerca, como de lejos y zonas intermedias, y todo con un simple movimiento de ojos, como si nuestras lentes supiesen en todo momento qué es lo que deseamos ver de forma nítida sin necesidad de cambiar de gafas, cubriendo todas las distancias al alcance de nuestros mirada y evitando los molestos saltos de imagen existentes cuando usamos unas lentes bifocales.
La clave de la eficacia de una lente progresiva está en su diseño y fabricación. La zona llamada "de transición" entre la graduación para la visión de lejos y para la de cerca es la reservada a la visión intermedia y, en la actualidad, ese paso de una distancia a otra se lleva a cabo con una gran suavidad, casi imperceptible para nuestros ojos. De esta forma, la adaptación del présbita a unas lentes progresivas es casi segura, mejorando con esta opción su calidad visual.
Además de su alta tecnología de fabricación, las lentes progresivas también son la prescripción más recomendable por cuidar de nuestra estética, ya que son ligeras, carecen de la línea de separación entre graduaciones (lejos/cerca), pueden adaptarse a las monturas más modernas y sofisticadas y, al igual que las demás lentes, pueden recibir tratamientos antirreflejantes, endurecido, filtros ultravioleta, etcétera.