El astigmatismo leve no suele producir ningún síntoma, pero cuanto mayor es el astigmatismo mayor es la distorsión de las imágenes que observamos, tanto de cerca como de lejos.
Si el astigmatismo es muy elevado puede afectar seriamente la visión, lo que es de suma importancia desde el nacimiento hasta los diez/doce años, etapa en la que ésta se desarrolla. Si el astigmatismo es alto y no se compensa precozmente, se corre el riesgo de que el niño pueda sufrir una ambliopía u ojo vago.
Los niños pequeños que tienen astigmatismo en ocasiones fruncen el entrecejo, bizquean o se acercan mucho a los objetos, para de ese modo contraer la pupila y obtener una imagen más clara. También pueden girar o inclinar la cabeza. Esta actividad es la que conduce a una fatiga ocular o a los dolores de cabeza.
Para las personas que sufren de astigmatismo, todos los objetos — tanto cercanos como distantes — se ven distorsionados. Las imágenes se difuminan y empañan. La sensación es similar a la distorsión visual producida al observar a través de un vidrio ondulado o esmerilado. Esta falta puede ser contrarrestada con un esfuerzo acomodativo del ojo provocando molestias como dolores de cabeza, enrojecimiento ocular,malestar en la nuca, sensación de arenilla en los ojos, mareos, vicios posturales, problemas para el cambio de visión lejos/cerca y viceversa, picor y escozor de ojos, etcétera.